Diccionario de la A a la Z

Catar:

De la palabra latina captare (tratar de coger algo); es la acción de probar una pequeña porción de algo para comprobar como sabe.

Referido al mundo del vino la cata es la valoración del mismo en todo su conjunto. Se puntúan todas las propiedades organolépticas, esto es, color, aroma y sabor. Cuando se realizan catas “a ciegas”, es aún todavía más difícil acertar en el examen preciso del vino. El color de un vino , refiriéndonos exclusivamente a los tintos, dice mucho de él: la intensidad del color, el brillo que tenga, el ribete teja (reservas y grandes reservas) o la ausencia de él . El aroma va a indicar rápidamente si ha estado en barrica o no y si es un crianza o un gran reserva. El léxico que se aplica es realmente muy atractivo: tabaco, madera, vainilla, frutos rojos maduros, influyendo la varietal o varietales empleadas en la elaboración del vino. El sabor de los vinos suele ser una prolongación del aroma, aunque se precisan mucho más características como el postgusto, el cuerpo del vino, el ensamblaje de la ácidez y alcohol, la armonía en general del vino. Se hacen cada día más cursos de cata tanto en directo como en Internet.

En la actualidad hay una fiebre por la cata, además del vino, pasan por este examen aceites, aguas, vinagres, quesos y cafés. La cata de aguas es más bien una cuestión de publicidad, ya que en las etiquetas se indican los componentes de la misma que influyen en el sabor de la misma.

En cambio es muy interesante la de los aceites, ya que existen una gran variedad de aceites de oliva virgen extra, que son los que hay que catar, con unas características muy diferentes según la zona de España donde se elaboren, y la variedad o variedades de aceituna que se hayan utilizado para su elaboración , apreciándose con bastante facilidad, no ya su color que es evidente, sino sus aromas y sabores, que son todo un lujo para el paladar. Hay que valorar el esfuerzo que se está haciendo por muchas almazaras para ofrecer una gran calidad con una mejoría importante en la presentación de los aceites de oliva virgen extra .

Catas de queso. (Ver queso)

Además de estas catas, está la tradicional de catar por ejemplo un melón. Por cuestión de higiene, ahora apenas se realiza. Y es una pena, porque el desencanto que se produce cuando un melón sale malo (soso, seco, con sabor a medicina,...) es muy habitual. Con una navajita se cortaba un cuadrado pequeño del melón y se cortaba la pulpa dándola a probar al comprador por el vendedor. Se aceptaba la compra y el hueco se volvía a tapar con el trozo de corteza cortado.