Diccionario de la A a la Z

D.O. La Mancha:

 

Situación geográfica: la sede del Consejo Regulador se encuentra en Alcázar de San Juan. Los terrenos cultivados se encuentran situados en 46 municipios de la provincia de Toledo, 66 municipios de la provincia de Cuenca, 58 municipios de la provincia de Ciudad Real y 58 en la provincia de Albacete. Es tal su extensión que se le denomina como el mayor viñedo del mundo. En los últimos años, grandes bodegas se han instalado bajo esta D.O.; también desde hace años, se están lanzando al mercado grandes vinos a precios muy interesantes.

 

Tipos de uvas:

-   Tintas: Tempranillo, Garnacha tintorera, Moravia, Cabernet-Sauvignon y Merlot.

-   Blancas: Airén, Viura o Macabeo, Pardilla, Chardonnay y Sauvignon Blanc. 

 

Tipos de vinos:

-   Tintos: jóvenes, crianzas, reservas. Blancos, Rosados, Blancos dulces y también Cavas.

 

Textos del libro D.Quijote Gastronómico (Autora: María Zarzalejos) en los que el vino es protagonista de situaciones que viven D. Quijote y Sancho Panza.

 

“En alguna ocasión Sancho Panza veía satisfechas sus necesidades con gran contento por su parte y sobre todo disfrutaba del vino. En una de sus aventuras se encuentra a su vecino de aldea, el morisco Ricote disfrazado de peregrino que volvía a España desde Alemania, acompañado de otros caminantes, y se dispusieron a comer en el campo:

 

Arrojaron los bordones, quitáronse las mucetas o esclavinas y quedaron en pelota, y todos ellos eran mozos y muy gentiles hombres, excepto Ricote, que ya era hombre entrado en años. Todos traían alforjas, y todas, según parecía, venían proveídas, a lo menos de cosas iniciativas y que llaman a la sed de dos leguas. Tendiéronse en el suelo, y haciendo manteles de las hierbas pusieron pan, sal, cuchillos, nueces, rajas de queso, huesos mondos de jamón, que si no se dejaban mascar, no defendían el ser chupados. Pusieron, asimismo, un manjar negro que dicen que se llama “caviar” y que es hecho de huevas de pescado, gran despertador de la colambre. No faltaron aceitunas, aunque secas y sin adobo alguno, pero sabrosas y entretenidas. Pero lo que más campero en el campo de aquel banquete fueron seis botas de vino, que cada uno sacó la suya de su alforja; hasta el buen Ricote, que se había transformado de morisco en alemán o tudesco, sacó la suya, que en grandeza podía competir con las cinco.

 

Comenzaron a  comer con grandísimo gusto y muy despacio, saboreándose con cada bocado, que le tomaban con la punta del cuchillo, muy poquito de cada cosa, y luego al punto, todos a una, levantaron los brazos y las botas en  el aire; puestas las bocas en su boca, clavados los ojos en el cielo, no parecían sino que ponían en él la puntería; y de esta manera, meneando las cabezas a un lado y a otro, señales que acreditaban el gusto que recibían, se estuvieron un buen espacio, trasegando en sus estómagos las entrañas de las vasijas. Todo lo miraba Sancho, y de ninguna cosa se dolía; antes, por cumplir con el refrán, que él muy bien sabía, de “cuando a Roma fueres, haz como vieres”, pidió a Ricote la bota, y tomó su puntería como los demás, y no con menos gusto que ellos.

(Capítulo LIV-Parte II)”

 

……….

 

“El vino en Castilla-La Mancha forma parte inseparable de su personalidad y de su historia. Cervantes no es ajeno a ello; por eso, además de nombrarlo reiteradas veces en su obra, D. Quijote es el protagonista de varias páginas.

 

Don Quijote estaba alojado en un camarachón, donde estaban alineados numerosos cueros (grandes botas) de vino tinto.

                                                      

En esto, oyeron un gran ruido en el aposento, y que Don Quijote decía a voces:

 

-¡Detente, ladrón, malandrín, follón; que aquí te tengo y no te ha de valer tu cimitarra!

 

Y parecía que daba grandes cuchilladas por las paredes. Y dijo Sancho:

- No tienen que pararse a escuchar, sino entren a departir la pelea, o a ayudar a mi amo; aunque ya no será menester, porque, sin duda alguna el gigante está ya muerto , y dando cuenta a Dios de su pasada y mala vida; que yo vi correr la sangre por el suelo, y la cabeza cortada y caída a un lado, que es tamaña como un gran cuero de vino.

 

- Que me maten -dijo a esta sazón el ventero- si don Quijote o don diablo no ha dado alguna cuchillada en alguno de los cueros de vino tinto que a su cabecera estaban llenos, y el vino derramado debe de ser lo que le parece sangre a este buen hombre.

 

Las sospechas del ventero se confirmaron cuando entró en el camarachón y vio el desastre provocado por Don Quijote, quien por cierto estaba dormido como si nada hubiera pasado.

[...]

 

-¿Qué sangre ni qué fuentes, dices enemigo de Dios y de sus santos? -dijo el ventero-.¿ No ves, ladrón, que la sangre y la fuente no es otra cosa que estos cueros que aquí están horadados y el vino tinto que nada en este aposento, que nadando vea yo el alma, en los infiernos, de quien los horada? (Capítulo XXIII-Parte I)”