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En teoría el niño ha ido avanzando en su alimentación correcta. Esto quiere decir, que ya come de todo, que hace ejercicio de forma habitual y que su entrada en la adolescencia, etapa muy complicada en todos los sentidos y que es cuando se producen la mayoría de los trastornos alimentarios (anorexia y bulimia), tanto en chicas como en chicos. También en esta etapa se detectan números casos de obesidad, cada día más, que por lo general ya ha empezado en la infancia, pero que en la adolescencia es cuando los afectados o afectadas son muy conscientes de esa enfermedad que les supone, además de efectos negativos para la salud, les condiciona para hacer una vida normal propia de su edad y suelen sufrir rechazo social en muchas ocasiones.

En esta etapa, ciñéndonos a la alimentación, además de ser una continuidad de la alimentación de la infancia, en  el adolescente se producen importantes cambios físicos, fisiológicos y psicológicos. Por lo general,  los adolescentes tienen buen apetito, a la vez empiezan a desarrollar mucha actividad física, más allá de la que se imparte en el centro escolar y acuden , cada día más, a los gimnasios. Es más, hay un sector de adolescentes que se convierten en obsesos por el deporte y la permanencia en el gimnasio y paralelamente para mantener una figura diez, cometen barbaridades con la comida, es decir, mal comiendo. En el otro extremo, están los adolescentes de sofá, que comen mal y de forma desordenada y se convierten en obesos.

                También en esta etapa de la vida los adolescentes empiezan a salir y sobre todo cuando ya están con un pie en la etapa de la juventud, acuden a lugares donde la comida rápida y barata es la habitual, y las hamburguesas, pizzas y pasta con todo tipo de salsas, se convierten en sus platos preferidos.

                   La adolescencia es el momento maravilloso en el que se comparten bocadillos al aire libre, en los colegios o en excursiones; también hay que aprovecharlos y disfrutarlos, dando por hecho que es algo ocasional y no habitual.

                En definitiva los adolescentes y jóvenes deben seguir la dieta mediterránea haciendo hincapié en la ingesta diaria de leche entera o semidesnatada. Lógicamente  este planteamiento general, se verá alterado ante cualquier patología que pueda tener el adolescente, en cuyo caso se seguirán las pautas marcadas por el médico. 

Hacer ejercicio controlado y diario. El tiempo empleado en este ejercicio dependerá de lo que se haga. Es conveniente que si se acude un gimnasio los ejercicios se hagan bajo la supervisión de un instructor y no está demás realizar un electrocardiograma, aunque sean jóvenes, ya que en muchas ocasiones se llega a un esfuerzo muy alto. Incluso el footing tan de moda desde hace años, hay que saberlo hacer y no todos tienen capacidad para realizarlo.  Cuando ya los adolescentes van y vuelven solos del colegio y por supuesto de la universidad o centro de estudios, un buen hábito es andar a diario,  bajarse del autobús dos o tres paradas antes del destino, si no está muy lejos de casa ir andando, procurar hacer las compras andando, en fin, que hay muchos modos y maneras de hacer ejercicio. Favorece la fortaleza de los huesos, libera estrés y ansiedad, mejora el funcionamiento de todos los órganos y crea el sentimiento natural de que andar debe formar parte de la vida diaria.

                Buenas costumbres a inculcar:

1)      Desayuno completo y fuerte; es fundamental.

2)      La fruta será alimento diario, y se consumirá a media mañana y a media tarde.

3)      El agua es la bebida fundamental. Hay que beber al menos un litro y medio al día.

4)      No se les acostumbrará a refugiarse en la comida y el picoteo continuo de forma habitual ni tampoco como remedio o consuelo a situaciones de estrés o ansiedad.

5)      Los padres deberán estar muy pendientes de cualquier síntoma que sus hijos puedan presentar; extrema delgadez, obesidad, desorden de comidas, desayunos mínimos o inexistentes, actitudes de irritabilidad en las horas de la comida o cena, y en definitiva toda actitud o comportamiento que suponga desorden y cambio sin justificación aparente.

6)      Los padres deben de dar ejemplo a la hora de hacer la compra y de preparar las comidas. El no tener unos menús organizados tanto en la comida como en la cena, acaba en caos. A diario hay que hacer una comida toda la familia junta, por lo general, la cena, ya que al mediodía, en la mayoría de los casos, los hijos comen en el colegio o en la universidad y los padres en los centros de trabajo. Este modelo de sociedad actual, conlleva un mayor esfuerzo en no perder los efectos beneficiosos para la comunicación entre todos los miembros de la familia y también es una forma de detectar y de paso corregir muchos problemas, que se transfieren en la comida en muchas ocasiones.