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Rosquillas de la tía Javiera

Preparación:

-          Bate los huevos y las claras en un bol grande con las varillas manuales. Vierte el aceite y el aguardiente y bate unos segundos más.

-          Deja caer la harina (unos 400 g.) pasándola por un cedazo. Mezcla y sigue añadiendo más harina hasta que consigas hacer una masa suave.

-          Calienta el horno a 200ºC.

-          Forra la bandeja del horno con papel antigrasa especial horno.

-          Haz porciones de masa del tamaño de una mandarina pequeña.  Haz un hueco en el centro y colócalas en la bandeja delhorno. (Tendrás que hacer varias tandas). Hornéalas durante quince-veinte minutos. Deberán estar abiertas alrededor y ligeramente doradas.

-          Las vas sacando a una fuente y terminas de hacer todas las rosquillas.

-          Prepara un primer almíbar muy flojito  con 250 ml. de agua y 100 g. de azúcar. Cuece durante cinco minutos a fuego vivo, retira del fuego y pasa las rosquillas de una en una en este almíbar y las pones a escurrir sobre una rejilla (utiliza la del horno ) .

-          Prepara un segundo almíbar un poco más fuerte. Cuece  a fuego medio ,medio litro de agua con 300 g. de azúcar, remueve hasta que el azúcar se haya disuelto. Cuando empiece a hervir remueve con una espátula de madera recogiendo bien los restos de azúcar que queden en las paredes.  Coge con una cuchara un poco de almíbar y déjalo caer de nuevo en la cazuela y si la hebra no se rompe , retira del fuego la cazuela con el almíbar.

-          Cuando esté templado, vuelve a batir el almíbar hasta que blanquee. Entonces sumerge las rosquillas de una en una, sácalas y ponlas a escurrir sobre una rejilla. Coloca cuatro o cinco en torre.

-          Una vez que estén bien secas, las rosquillas que has puesto en torre, se despegarán , pero vuelve a colocarlas una al lado de la otra para que se terminen de secar.

ingredientes

10 huevos
5 claras de huevo
100 ml. de aceite de oliva nuevo
50 ml. de aguardiente
Harina de trigo de fuerza (la que admita)
Almíbar :
Agua y azúcar.

Trucos y sugerencias

Lo más tradicional de la romería de San Isidro, a finales del siglo XIX y varias décadas del siglo XX, eran las llamadas rosquillas “del santo o de San Isidro ”, también llamadas de “Fuenlabrada” o de “la tía Javiera”. Su autora era una señora llamada Javiera, de Villarejo de Salvanés, cuyas rosquillas se vendían en todos los puestos de la romería,y sus dueños , para garantizar la calidad de las mismas, no dudaban en adjudicarse algún parentesco con la tía Javiera. Las rosquillas  se caracterizaban porque se ensartaban en un bramante para su venta. También éstas se vendían en la plaza de Toros de las Ventas. Era tal la fama de la rosquillera que había una cancioncilla popular que decía:

 Pronto no habrá, ¡cachipé!

En Madrid duque ni hortera

Que con la tía Javiera

Emparentado no esté.